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¿Eres el tipo de persona a la que le gusta cuidar de las plantas y tenerlas alrededor de tu casa? ¿O tienes un montón de plantas artificiales en casa porque no tienes lo que coloquialmente se conoce como “manos para las matas”? Durante mucho tiempo, estuve en la segunda categoría. Estaba completamente convencida que las plantas naturales me odiaban. Creí en la persona que me dijo un día que mi energía era demasiado pesada para las plantas, así que estaba mejor con las artificiales si quería un toque de verde en mi vida.
Quería tener un lindo jardín en mi balcón cuando me casé. La primera planta que compre fue una poinsettia, ya que fue durante la época de Navidad cuando decidí intentar con eso de las plantas naturales. Para hacer la historia corta, la pobre planta duró menos de tres semanas, y ese fue suficiente tiempo para que yo renunciara a la idea de tener un pequeño jardín natural. Compré dos plantas artificiales y ya con eso tenia mi “toque verde. Me dije a mí misma que aquella persona tenia razón, mi energía no era la adecuada para las plantas.
Unos años más tarde, cuando empecé mi primer trabajo de oficina aquí en los EE.UU., me dieron un bambú de la suerte. Tenía un poco de miedo, pero leí que era muy fácil cuidar ese tipo de planta. Eso fue en marzo de 2016, y todavía tengo mi hermoso bambú de la suerte. Es una planta feliz, y estoy muy agradecida porque me dio la confianza para probar con otro tipo de plantas. ¡Mi bambú de la suerte me ha ayudado a entender que mi energía está bien! Oh, and if by any chance you were wondering by now… yes, I do talk to my plants 😊
Actualmente tengo un pequeño jardín en mi balcón, y me encanta. También tengo plantas en mi dormitorio y sala de estar. Mi pequeño jardín de balcón es tan feliz que por segunda vez en menos de un año, tengo unos invitados especiales. Una hermosa paloma madre ha hecho su nido allí y está empollando dos huevos. Es una experiencia hermosa ver todo el proceso desde el momento en que seleccionan el pequeño lugar perfecto para hacer su nido hasta que las pequeñas palomas bebé aprenden a volar. Pueda que escriba mis lecciones de vida de esa experiencia en un post posterior.
Hoy, quiero hablar de una pequeña planta que compre hace unas semanas. Estaba comprando una planta grande para mi nueva oficina cuando vi esta pequeña plantita linda que parecía que sus hojas estaban perfectamente diseñadas como rayas de cebra. Cuando fui a pagar mi gran planta y la pequeña cebra verde, la cajera me dijo: “Tengo esta misma pequeña planta en casa, y déjame decirte, ¡es una planta muy dramática!”. Empecé a reírme y le pregunté por qué, y ella me dijo: “Verás tan pronto como necesite un poco de agua”.
Traje mi pequeña cebra verde a casa (el nombre real es calathea zebrina, por si quieres comprar una) y la puse en un rincón especial en mi cuarto de yoga. La pequeña cebra estaba muy feliz y reluciente hasta pocos días después. Cuando entré en la habitación para hacer mi práctica diaria de yoga, vi la pequeña planta totalmente apagada, como si se hubiera desinflado. La regué inmediatamente y la puse de nuevo en la pequeña esquina. Unas horas más tarde volvió a su perfecto estado reluciente, feliz y hermosa. Entonces me di cuenta de por qué la cajera había dicho que era una planta muy dramática.
¿Por qué estoy compartiendo esta historia (tal vez aburrida para ti) de la planta? Bueno, sabes lo mucho que me gusta aprender lecciones de casi todo lo que encuentro en mis situaciones diarias, así que aquí va: de la misma manera que mi pequeña cebra verde necesita agua de vez en cuando para seguir brillando, nosotros también necesitamos infundir nuestras almas con energía positiva para que podamos seguir brillando. Me encantaría volver a la tienda y decirle a la cajera que en realidad la planta no es dramática; es simplemente la prueba viviente de que está bien demostrar nuestra necesidad de ser alimentados (o regados).
Nos llaman “dramáticos” cuando gritamos en silencio pidiendo atención. Nos llaman “dramáticos” por dejar salir nuestras emociones. Pero yo creo que tenemos que dejarlas salir. Creo que está perfectamente bien que los que nos rodean sepan cuándo necesitamos “agua” para poder seguir brillando. Lo más importante es que tenemos que ser capaces de identificar nuestra necesidad de “regarnos” nosotros mismos. La única diferencia entre mi pequeña cebra verde y nosotros es que nosotros somos autosuficientes (la mayoria de las veces jajaja) y podemos regarnos cuando nos damos cuenta de que nos hemos quedado sin energía.
¿Cómo nos regamos? La respuesta puede depender de las razones por las que nos quedamos sin agua en primer lugar, pero hay dos remedios universales, casi instantáneos, para infundir a nuestras almas esa energía positiva: gratitud y apreciación. Siempre podemos encontrar algo por lo que estar agradecidos y algo que apreciar en nuestras vidas. Una vez que entramos en ese estado mental de agradecimiento y apreciación, nuestra energía comienza a subir como las pequeñas hojas de mi cebra verde cuando beben en agua. Y así, como si nada, estaremos brillando de nuevo.
Si ser dramático significa mostrar al mundo que nuestra energía esta realmente baja, ¡entonces quiero ser dramática! Quiero pedir agua cuando la necesite. Quiero pedir ayuda para recuperar mi energía cuando lo necesite, ¡para así poder seguir brillando! ¿Y tú?
Con amor,
Irene