La belleza de estar presente…

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No estoy segura de si esto le pasa a todo el mundo, pero a veces siento que me pierdo de muchas cosas porque no estoy completamente presente. Y no me refiero a estar físicamente presente en situaciones o lugares; al estar presente, me refiero a prestar toda mi atención a cualquier actividad en la que me involucro en el momento. Por ejemplo, puedo estar leyendo un libro, y pocas páginas más tarde, me encuentro totalmente desviada pensando en cómo necesito resolver la situación X o Y en el trabajo. Por lo tanto, tengo que volver a leer la misma página varias veces hasta que finalmente puedo centrarme en ella. O puede que esté hablando con alguien, y en un momento me doy cuenta que no estoy prestando atención a lo que están diciendo porque he estado soñando despierta.

 

¡Sí, sé que esto es vergonzoso de admitir! Pero me gusta exponer las cosas que estoy trabajando en mejorar de mi porque estoy bastante segura que no soy la única que las experimenta. Déjame contarte cómo me interesé en todo este concepto de estar presente.

 

Como sabrás, me encanta meditar. Y como también sabrán, uno de los principios de la meditación es tomar conciencia de la belleza de estar presente. He estado meditando durante casi dos años, y tengo que confesar que fingí entender la verdadera importancia de estar presente como una práctica clave. Pero la verdad es que fue hace poco empecé a finalmente entenderlo lentamente. Esta es la razón por la que siempre les digo a todos los que dicen que han probado la meditación durante unos días y la han dejado porque no son “buenos” en ella que no hay una manera correcta o incorrecta de practicar la meditación. Lo más hermoso de la meditación es que la práctica en sí es el trofeo. No es necesario pasar una prueba final o ganar el juego final. El único requisito para “ganar” en la meditación es seguir practicando.

 

Vale, está bien, no estoy tratando de venderte la meditación en este post, pero si lo intentas bien, te prometo que será el mejor regalo que puedas darte a ti mismo 😊 ¡De vuelta a mi tema principal!

 

Hace unas semanas, tuve la increíble oportunidad de ir con mi mejor amiga a un picnic misterioso. A ella le encantan los picnics, entonces encontró esta gran compañía que organiza un divertido juego donde basicamente recoges la comida que necesitas para un picnic mediante la resolución de pistas que te llevan a diferentes restaurantes alrededor de una pequeña zona de la ciudad. ¡Es una experiencia muy divertida! Cuando dije mi oración matutina ese día, le pedí a Dios que me ayudara a permanecer presente porque realmente quería disfrutar del día. ¡Y sabes cómo Dios siempre escucha nuestros deseos!

 

Tan pronto como terminamos de recoger toda la comida y estábamos listas para sentarnos en el parque para disfrutar del picnic, nos dimos cuenta que el parque estaba totalmente lleno ya que era el día antes del Super Bowl. También sólo estaba abierto a las personas con entradas para los eventos que el parque estaba organizando ese día. Así que decidimos tomar un Uber para ir a una hermosa parte pero menos concurrida de la ciudad. Cuando salimos del Uber, me di cuenta que había dejado mi teléfono en el auto, pero era demasiado tarde para correr detrás de él. Llamamos a mi número varias veces, pero el conductor no contestó el teléfono. Le dije a mi amiga: “Ok, vamos a seguir disfrutando del día”. No pude evitar sonreír, ya que sabía que esta era la manera de Dios de ayudarme a permanecer presente.

 

En ese momento, estábamos realmente hambrientas, así que nos dirigimos al parque que era nuestra segunda opción, sólo para descubrir que estaba cerrado también! ¡Empezamos a reírnos mucho! ¿Cuáles eran las probabilidades?

 

¡Gracias a Dios que estaba muy familiarizada con esa parte de la ciudad! Y le dije: “¡Ya sé adónde podemos ir!” Caminamos por un poco más de 10 minutos y encontramos un hermoso lugar con un banquito justo en frente de la bahía, donde disfrutamos de un increíble, modificado picnic (sin grama, arboles y manteles) con la vista más hermosa que se puedan imaginar. Estuve presente todo el tiempo. No tener mi teléfono me obligó a mantener mi conciencia totalmente abierta. Hablamos, nos reímos y nos sentimos muy agradecidas por el momento.

 

Pude recuperar mi teléfono esa noche, pero estaba tan feliz de no tenerlo durante ese período de tiempo porque me hizo darme cuenta de lo hermoso que es permanecer presente. Esa simple acción de eliminar a uno de los mayores distractores de todos me ayudó a ser consciente de mi deseo de estar presente. Por favor, no me malinterpretes. No estoy diciendo que nuestros teléfonos sean herramientas malvadas. Estoy muy agradecida por todo lo que puedo hacer con mi teléfono. Todo lo que quiero decir es que para estar presentes, tenemos que tomar medidas. Tenemos que hacer el esfuerzo de prestar atención. A veces, eso significa que necesitamos remover los distractores, sean cuales sean.

 

¿Por qué estoy compartiendo esto contigo hoy? Bueno, porque desde ese día me he comprometido a estar lo más presente posible, y me encantan los resultados de esta práctica. Supongo que nos hundimos tanto en nuestras rutinas diarias, distracciones y nuestras propias mentes, que realmente no tenemos idea de cuántas cosas nos perdemos mientras vagamos por todas partes excepto en el momento presente.

 

Es realmente hermoso disfrutar plenamente de momentos y situaciones con toda nuestra atención. Una cosa es leerlo y pensar que tenemos el concepto, pero la belleza de estar realmente presentes no se puede describir con palabras. ¡Tienes que sentirlo para entenderlo!

 

Espero que todos ustedes “pierdan” sus teléfonos por un momento si eso les va a ayudar a disfrutar de la sensación de permanecer presente de la misma manera que me ayudó a mi!

 

 

Con amor,

 

Irene