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Si eres un ser empático como yo, sé que el título de este post no debe tener ningún sentido para ti. Los empáticos simplemente no entienden la indiferencia. Estamos en el extremo contrario, en el lado opuesto de este estado de ánimo. Por ejemplo, yo dejé de seguir los canales de noticias y leer las noticias todos los días, no porque sea indiferente, sino porque me importa demasiado. En un momento de mi vida (antes de que la meditación me encontrara), no sabía cómo manejar mi nivel extremadamente alto de empatía. Leer malas noticias era muy doloroso porque no sabía entender el mensaje sin ponerme en los zapatos de la persona o personas que estaban sufriendo de alguna manera (como casi siempre lo están las personas que llegan a las noticias).
Todos sabemos que las historias que involucran un conflicto entre personas tienen dos lados. La tendencia humana mas común es simpatizar con el lado que se alinea con nuestras creencias y valores. Luego, nombramos a cada lado como el “bueno” y el “malo”. Archivamos todo lo que esta alineado con nuestra percepción al lado bueno, y todo lo que no lo es va automáticamente al lado malo. Nuestras percepciones dependen de nuestros valores y principios. He mencionado esto antes, pero quiero decirlo de nuevo: todos podríamos jugar en ambos lados, dependiendo de cómo lo perciban las personas que juzgan nuestras acciones.
Incluso cuando no leo las noticias, cuando algo grande está sucediendo, de alguna manera llega a mis ojos y oídos. Por ejemplo, me estaría mintiendo a mí misma (y a ustedes) si tratara de negar que la situación entre Ucrania y Rusia me ha llamado la atención. Al “captar mi atención”, quiero decir que simplemente no puedo ser indiferente a esta situación. Mi práctica de meditación me ha ayudado mucho de muchas maneras, pero sigo siendo humana y sigo siendo empática. Me duele mucho ver que como humanos hemos evolucionado enormemente en casi todos los aspectos de la vida, excepto en nuestra interacción social entre nosotros. No clasifico esta guerra con un lado bueno y uno malo. Todo lo que puedo ver es gente inocente sufriendo a causa de la política y la geopolítica.
Mi novio y yo estamos viendo un programa de televisión muy bueno llamado Outlander. Si no lo has visto, lo recomiendo mucho. La razón por la que lo menciono es porque el programa contiene una gran cantidad de historia y escenifican batallas que se libraron en los 1700. Estábamos viendo un episodio el otro día, y no podía dejar de preguntarme por qué después de 250 años seguimos comportándonos de la misma manera. La política, el dinero y el poder siguen siendo la razón detrás de las guerras y las batallas. Personas inocentes siguen muriendo y sufriendo porque simplemente no podemos seguir las reglas más fundamentales de la humanidad.
Debemos respetarnos unos a otros, y debemos entender que todos tenemos un espacio en este mundo. Vivir nuestras vidas y dejar que otros vivan las suyas no debería ser tan difícil, pero de alguna manera seguimos haciendo las cosas más difíciles de lo que deberían ser. Creo firmemente que si todos tuviéramos integridad, los conflictos no existirían. La falta de integridad, combinada con la indiferencia, es la causa principal de todas nuestras batallas sociales. Explicado más directamente, la mentalidad de falta de integridad sonaría algo como esto: “Tengo cero principios morales y realmente no me importa cómo eso afecta a los demás”.
Es un hecho que individualmente no podemos hacer mucho para detener la batalla entre esos países. Bueno, siempre podemos orar y enviar amor, que es mejor que simplemente ignorar lo que está sucediendo. Pero no tenemos la capacidad de entrar en la mente de los políticos que lideran la batalla para hacerlos pensar de manera diferente. Entonces, ¿qué podemos hacer? Como no tenemos control sobre los demás, debemos seguir trabajando en nosotros mismos. Sé la persona que desearías que fueran los demás. Sé amable si quieres que los demás sean amables. Sé respetuoso si quieres que los demás sean respetuosos. Sé el ejemplo, no porque no quieras que otros te juzguen, sino porque realmente crees y respetas tus valores. Sé una buena persona, especialmente cuando nadie te está mirando.
No caigas en la trampa de volverte indiferente porque la amabilidad a veces duele. Valorar a los demás significa que tienes un corazón lleno de sentimientos; no tengas miedo de usarlo. Recuerda, valorar no significa que tengas que cargar el equipaje emocional de otras personas; solo tienes control sobre el tuyo. Pero siempre puedes ser lo suficientemente amable como para entender el peso que llevan. Por favor entiende que nadie en este mundo está a cargo de TU equipaje emocional. Últimamente he visto personas que tienen muy claro que no cargarán el equipaje de nadie … incluyendo el suyo propio. Si todos realmente hiciéramos nuestra parte, este mundo sería un lugar mejor.
Cuando te vuelves indiferente, puedes protegerte por un momento, pero las consecuencias a largo plazo son peores que el dolor de ser empático. La empatía solo duele cuando no sabemos cómo manejarla. En el momento en que aprendemos a entender los sentimientos de otras personas cuando están heridas, sin sentirnos culpable por no tener el poder de detener su dolor, ese es el momento en que sabrás que has dominado el arte de manejar la empatía. Comprender el dolor de los demás no significa que puedas detenerlo; solo significa que estás ahí para ayuadarlos a ellos a entender que si pueden manejarlo.
No seamos indiferentes mis amigos. Valorar y ser amable te satisfará mucho más de lo que la indiferencia puede, incluso cuando puede doler un poco al principio. Lo único que debes practicar para hacer de este mundo un lugar mejor es asegurarte de ser una buena persona, del tipo que siempre querrías tener a tu lado. Sé todo lo que deseas que sean las personas que te rodean, y mira cómo al hacerlo el mundo que te rodea comienza a cambiar.
Con amor,
Irene