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¿Seré solo yo, o también crees que la humildad es una cualidad difícil de encontrar últimamente? Desde mi punto de vista, parece que todos queremos que la grandeza sea nuestra tarjeta de presentación. Queremos mostrarle al mundo lo increíbles que somos, y este deseo está dejando por fuera una de nuestras mejores cualidades humanas.
Sé que este concepto suena extremo, pero todos hemos estado allí en algún momento. Todos hemos caído en esa fea trampa de las redes sociales / presión social en la que anhelamos mostrar nuestros logros y hacerlos parecer mucho más grandes de lo que realmente son. Sí, yo he estado allí. A veces soy consciente de lo que estoy haciendo, pero a menudo soy completamente inconsciente de mi comportamiento.
¿Qué hay de malo en mostrar al mundo todos nuestros grandes logros? Si hemos trabajado tan duro para ser grandioso en algo, ¿no es nuestro derecho estar orgullosos de nuestro éxito y mostrarlo? Pues.. Sí y no. Es genial lograr nuestros objetivos, y es aún mejor crecer en el proceso, pero ¿alguna vez te has preguntado la razón detrás de tu hambre de éxito y grandeza? ¡Apuesto a que sí! Entonces déjame preguntarte una cosa más: ¿Eres completamente honesto cuando respondes a esa pregunta? Le he hecho estas preguntas a algunas personas, y la respuesta que obtengo la mayor parte del tiempo a la primera pregunta es algo como: “Quiero vivir una vida mejor”. Pero cuando agrego la segunda pregunta, la respuesta es casi siempre la misma para todos, y dice así: “Quiero demostrar que todas las personas que dudaron de mí están equivocadas”.
Por lo tanto, sigo pensando que la razón por la que la humildad se deja de lado tan a menudo es simplemente porque estamos persiguiendo la grandeza con el enfoque y la intención equivocados. Es realmente difícil admitir que a menudo damos lo mejor de nosotros solo cuando queremos mostrar a los demás que podemos dar más o ser mejor que ellos. Queremos ser mejores que el resto. Yo he hecho eso muchas veces, y aunque no me siento cómoda admitiéndolo, tengo que ser honesta si quiero convertirme en una mejor versión de mí misma. He compartido con ustedes aquí muchas veces que yo comencé a hacer ejercicio porque quería un cuerpo mejor que el de todas las modelos fitness que estaba siguiendo. Quería mostrar a la gente que me rodeaba que era imparable. Créanme; la humildad no tenia cabida en mis acciones cuando veía la vida desde esa perspectiva.
No es fácil ser humilde cuando la intención detrás de nuestras acciones es unicamente mostrar a los demás que somos grandes. En la vida, si pensamos eso o actuamos como si estuviéramos compitiendo contra todos y contra todo, no podemos ser humildes; simplemente no es posible. La humildad requiere que actuemos desde el amor, e incluso cuando tratamos de convencernos de que podemos competir y ser humildes al mismo tiempo, la verdad es que las dos prácticas no pueden compartir el mismo espacio. Si queremos ser grandes, exitosos y humildes, entonces el amor debe ser la intención detrás de todas nuestras acciones. Sé grande porque te amas a ti mismo y a los que te rodean. Busca el éxito en todos los aspectos de tu vida porque amas a Dios y quieres mostrarle ese amor enorme y desinteresado con tus acciones.
Ten en cuenta: Ser humilde no significa que no podamos reconocer nuestras fortalezas y asombrosas habilidades . Ser humilde significa que realmente sabemos quiénes somos y no tenemos necesidad de demostrarlo a los demás. Quería escribir sobre esta cualidad humana hoy porque necesito recordarme a mí misma que debo seguir trabajando para lograrlo. Me dejo caer en la trampa del orgullo muy fácilmente. Tengo una mente competitiva, y cuando no soy lo suficientemente consciente, dejo que esa parte de mi mente tome el control sobre mí y dejo de ser humilde. Dejo de actuar desde el amor. Cada vez que entro en ese modo competitivo, me siento desconectada. Cuando compito contra el mundo que me rodea, me siento aislada y para ser completamente honesta, no me gusta ese sentimiento.
He tenido momentos de experimentar cómo se siente actuar desde el amor, donde no necesito probarme a mí misma delante de nadie, y puedo informar felizmente que me encanta ese sentimiento. Mi alma se vuelve más ligera, y me deshago de esa prisa molesta que suelo experimentar cuando actúo de otra manera. ¿Es fácil? ¡Obvio que no! Les he dicho un millón de veces que tengo una mente extremadamente competitiva, por lo que necesito trabajar mucho para cambiar eso. Además, ¡la presión social que experimentamos gracias a las redes sociales está completamente fuera de control! Aún así, te puedo asegurar que aunque es difícil obligarnos a dejar de competir contra todo y contra todos, vale la pena. La sensación de ganar no se compara con la sensación de amor puro y humildad. Si realmente eres un gran ser humano, no necesitas demostrarlo. Tus acciones siempre hablarán por ti. Quiero que la amabilidad y el amor sean mi tarjeta de presentación. No quiero ser mejor que nadie; después de todo, esta es MI jornada. Y estoy haciendo lo mejor que puedo con ella porque soy la que camina por este camino. No necesito competir contra nadie ni contra nada porque cada uno de nosotros tiene un propósito diferente.
Si quieren ser humildes, actúen desde el amor mis amigos. Todos somos únicos y especiales, y todos nos necesitamos unos a otros para hacer de este mundo uno mejor. ¿Por qué tomar un camino aislado cuando podemos apoyarnos unos a otros en el viaje?
Con amor,
Irene