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En este blog, he compartido varias veces que me gustan ciertas palabras, tengo palabras favoritas y no me gustan algunas palabras en absoluto. Bueno, también tengo palabras que digo mucho, y cuando digo ‘mucho’, literalmente quiero decir que las repito varias veces todos los días. Eso es normal, ¿verdad? Creo que todos lo hacemos. ¿Sabes cual es esa palabra repites más todos los días? La mía es ‘gracias’.
Esta frase habitual no es una nueva tendencia que he desarrollado o algo que estoy practicando más últimamente debido a los recientes cambios positivos que he hecho en mi vida. De hecho, ‘gracias’ fue una de las primeras palabras que aprendí a decir. Mis padres siempre comparten la misma historia sobre cómo solía pedir algo cuando ni siquiera tenía dos años, usando ‘por favor’ y ‘gracias’ varias veces. Dicen que era tan lindo e impresionante que la gente siempre los felicitaba por mis buenos modales a una edad tan temprana. ¡Lo sé, lo sé! ¡Estoy orgullosa de eso! 😊
Nací para estar agradecida, supongo, y mis padres hicieron un gran trabajo al enseñarme cómo demostrarlo desde que era una bebé. Cuando digo ‘gracias’, no es vacío. Te prometo que no lo digo en piloto automático. Cada vez que digo «gracias», lo puedo sentir. Este concepto es un poco complicado de explicar porque la mayoría de la gente usa esta frase como una respuesta automatizada para mostrar buenos modales, pero estoy bastante segura que no lo sienten.
El diccionario Merriam Webster define ‘gracias’ como “una expresión educada de gratitud”. Por lo tanto, usamos ‘gracias’ como la forma auditiva de ese maravilloso y positivo sentimiento de gratitud. Personalmente percibo la gratitud como un cálido, dulce, abrazo interno. Esa es la razón por la que mencioné anteriormente que cada vez que digo ‘gracias’ no son palabras vacías. Siento ese abrazo cálido y dulce cada vez que un ‘gracias’ sale de mi mente o de mi boca.
Debido a que me encanta ese sentimiento, la gratitud es extremadamente importante para mí. En mi opinión, cuando nos sentimos agradecidos, no tenemos espacio para ningún sentimiento negativo. Obviamente, las situaciones de la vida cambian constantemente y también lo hacen nuestras emociones, por lo que incluso cuando hago todo lo posible para mantener una mentalidad agradecida, puedo desviarme fácilmente. Nuestra tendencia a perder el foco es la razón por la cual estar consciente es clave. Si estoy consciente que me he desviado de mi mentalidad hermosa y agradecida, entonces puedo volver a ella.
La semana pasada fue una semana bastante difícil para mí como propietaria de un negocio. No voy a compartir los detalles hoy porque pueden ser aburridos para ti, y no quiero hacer este post más largo de lo que se supone. La cuestión es que estaba sometida a mas presión de lo normal. Si me conoces personalmente o a través de mi blog, sabes que soy extremadamente positiva. Siempre veo la luz incluso cuando la situación es muy oscura. Bueno, digamos que la semana pasada durante un corto período de tiempo tuve dificultades para ver esa luz 😱
Tenía hasta el jueves para resolver una situación, y no tenía las herramientas ni el apoyo para encontrar una solución. El martes por la tarde estaba a punto de perder la cabeza detrás de mi escritorio. Me sentí emocionalmente enferma. ¿Sabes esa fea sensación de ansiedad combinada con desespero? Fue horrible. Cuando estaba a punto de empezar a llorar, me quede viendo el pequeño reloj de arena que tengo en mi escritorio. Le di la vuelta y lo dejé correr. Dura un minuto (voy a hablar de mi técnica del minuto luego, en un post diferente.) Así que decidí decir “gracias” una y otra vez durante ese minuto. No sé por qué, pero sólo quería dar gracias a Dios por su guía. Las primeras cinco veces, me forcé a decirlo, y luego la sexta vez, lo sentí. El cálido y dulce abrazo me envolvió, y entré en modo gratitud. Ya no tenía ganas de llorar. No me sentía ansiosa o desesperada. Estaba completamente sumergida en ese cálido y dulce abrazo interno que solo la gratitud puede darme. ¡Fue hermoso!
Cuando se completo el minuto, estaba sonriendo … y sí, como un milagro maravilloso encontré la solución justo delante de mí. Abrí una carta que había estado en mi escritorio por más de dos semanas, y allí mismo estaba la ayuda que necesitaba. Inmediatamente tomé medidas al respecto. Hice todo lo que tenía que hacer para iniciar esa ayuda, y el jueves por la tarde pude resolver el problema.
Cuando me siento agradecida, no hay espacio para sentimientos negativos. Ese abrazo cálido y dulce llena todo mi cuerpo y expulsa cualquier gota de negatividad bien lejos. La gratitud abre mi mente a respuestas y soluciones. La gratitud me hace una mejor persona. La gratitud me hace sentir amada y realizada. Tiene tantos beneficios que lo hago una práctica diaria.
Como expliqué antes, la vida tiene su propia manera de desviarnos a veces …quizás muchas veces. Por lo tanto, practico a propósito la gratitud tan pronto como abro los ojos cada mañana. ‘Gracias’ es la primera palabra que digo cuando me despierto, y mantengo un diario de gratitud justo al lado de mi cama. Cada mañana escribo tres cosas por las que estoy agradecida antes de poner los pies en el piso. Estoy tan comprometida con la práctica de la gratitud que me resulta más fácil volver a ella cuando la vida quiere distraerme.
¡Un corazón agradecido es un corazón feliz, mis amigos! Te invito a encontrar ese sentimiento interno único que la gratitud puede darte y convertirlo en tu refugio. Practicala tanto que se vuelva natural que vuelvas a ella cuando tengas problemas para encontrar la luz en una situación oscura. Sé agradecido tanto intencionalmente como naturalmente.
Con amor,
Irene