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Vivir en esta era es una oportunidad increíble. El mundo moderno es maravilloso y aterrador al mismo tiempo. Estamos interconectados como nunca antes con el mundo entero literalmente al tacto de nuestros pulgares. Podemos hablar con familiares, amigos y personas que ni siquiera conocemos sin importar dónde se encuentran en el mundo con respuestas que tardan apenas segundos. Podemos comprar cosas desde cualquier lugar y recibirlas en tan solo una semana (dependiendo, por supuesto, de lo que compramos y a quién). Mi punto aquí es que tenemos acceso a casi todo casi de inmediato.
A pesar de que esta es una manera increíble de vivir, ha creado un problema con la paciencia humana. ¡No tenemos nada! Queremos que todo suceda inmediatamente. Queremos éxito de la noche a la mañana en todo lo que nos fijamos como metas para lograr, y no tenemos la paciencia para esperar por nada. Digo que esto es un problema porque a pesar que nuestro mundo moderno cumple bastante rápido, muchas situaciones y deseos todavía toman tiempo para convertirse en realidad. No estamos acostumbrados a eso, y por lo tanto nos sentimos abrumados por los tiempos de espera.
Hable de este problema un poco en un post anterior, pero siento que necesito profundizar más en él, especialmente durante esta época del año cuando muchas personas están trabajando en sus resoluciones de año nuevo. Por ejemplo, en este momento muchas personas están en el comienzo de una nueva dieta o están experimentando con nuevos ejercicio. Otros están tratando de meditar para ver si este año realmente lo conseguirán. Algunas personas se están enfocando en conseguir una mejor base financiera, y así sucesivamente, ustedes entienden mi punto. En esta época del año, las personas generalmente comienzan algo nuevo para mejorar sus vidas de alguna manera. La razón por la que quiero poner esto sobre la mesa hoy es porque por lo general, las resoluciones de Año Nuevo son resoluciones a largo plazo; sabes, esas que requieren esa paciencia que no tenemos.
Yo también soy culpable de vivir en ese modo de gratificación instantánea. Sin embargo, por lo general tengo paciencia para tratar con la gente (aunque algunas personas pueden hacerme perder esa calma). Mi trabajo requiere mucha comprensión, y he desarrollado una manera de ser paciente a la hora de guiar a los demás. Pero eso es todo. La poca paciencia que tengo es suficiente para entender a los demás. Mi mayor problema es ser paciente conmigo misma. ¡Lo sé, lo sé! Soy así de rara jajaja. Es realmente una lucha para mí esperar por los resultados cuando soy yo la que hace el trabajo para obtener ese resultado. Soy tan disciplinada que siempre cometo el error de pensar que mi disciplina me hará progresar más rápido. Eso puede sonar loco, pero siento que la disciplina me empuja un poco. Sin embargo, no cambia el hecho que siempre hay un tiempo de espera para obtener esos grandes resultados que son visibles.
He estado trabajando en mi condición física desde hace un tiempo, y sé cuánto trabajo y cuan duro debemos enfocarnos para progresar solo un poco. Poco a poco he aprendido que el progreso en este asunto en particular requiere tiempo, acción y esfuerzo. Sé que siempre uso el ejercicio como una manera de explicar mis puntos, pero lo hago porque para mi es fascinante cuántos aspectos de la vida son similares al hermoso arte de trabajar en nuestros cuerpos. Cuando empecé a hacer ejercicio de una manera mas seria, quería que los resultados fueran visibles en un par de meses. Y permítanme enfatizar que sólo quería ver mi cuerpo de una forma muy especifica en ese momento. Quería abdominales visibles, piernas y glúteos más grandes y de aspecto más atlético, normal pues como todas las mujeres queremos después de navegar por Instagram por un rato. Cuando eso no sucedió en dos meses, me sentí muy frustrada. No podía entender por qué, cuando era tan disciplinada y enfocada, no obtenía esos resultados. Discutí con mi entrenador por eso (y en serio el se merece un premio por su paciencia al trabajar conmigo), y el solo seguía diciéndome: “Confía en el proceso y sigue trabajando”.
Bueno, no renuncié a pesar de que estaba frustrada. En cambio, empecé a cambiar mi perspectiva. Moví mi atención a cómo mi fuerza estaba aumentando, incluso cuando no era visible en mis abdominales o piernas todavía. Si leíste mi post sobre la parada de cabeza, sabes que me tomó meses y una cantidad loca de caídas hasta que lo pude lograr. Ahora estoy trabajando en mi flexibilidad de cadera para poder abrirme (o hacer el spagat). He estado practicando todos los días desde septiembre, y todavía no soy capaz de hacerlo completamente. ¡Pero me estoy acercando!
Lo que quiero que te lleves de este post es que muchas situaciones y metas en este hermoso mundo moderno en el que vivimos todavía requieren paciencia. Además, por favor entiende que ser paciente no significa ser pasivo. Tenemos que tomar acciones y realmente hacer el trabajo mientras entendemos que nuestros resultados tan codiciados requerirán algún tiempo.
Superar una separación, por ejemplo, no ocurre de la noche a la mañana. Se necesita tiempo, acción y esfuerzo. Lo más importante para iniciar el proceso de recuperación es decidir que deseas seguir adelante. Una vez que decidas que realmente quieres recuperarte del dolor de la separación, tienes que empezar a trabajar en ti mismo. Ten claro que no hay un tiempo definido. Todos somos diferentes en ese sentido. Para algunas personas, la recuperación puede ser más rápida que para otras, así que hazte un favor y no compares tu jornada con el proceso de otras personas. La gratificación instantánea a la que estamos tan acostumbrados no va a suceder durante la recuperación de un divorcio, y eso está bien. Date el tiempo que necesitas para sanar, y sé amable (con todos, incluyéndote a ti) durante ese tiempo.
Por último, pero no menos importante, ¡recuerda actuar! Los resultados que deseas para todo en la vida dependen de la cantidad de acción y esfuerzo que le pongas.
Con amor,
Irene