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He escuchado a muchas personas quejarse de sus matrimonios. Sé que el matrimonio no es fácil; se necesita mucha dedicación de ambas partes para que funcione, pero en mi opinión, debería llegar un momento en que te des cuenta que no eres feliz en lo absoluto. No estoy diciendo que la primera vez que tienes una pequeña diferencia con tu pareja y te sientes un poco infeliz debe llamar a un abogado, pero creo que tenemos que chequear con nosotros mismos de vez en cuando para asegurarnos que en general nos sentimos bien.
El matrimonio es súper complejo por muchas razones. En primer lugar, compartir el mismo espacio con los demás no es una tarea fácil. Tanto es así, que podemos tener grandes diferencias con nuestros propios padres. Si eres capaz de sentirte completamente cómodo con todo esa situación de compartir el mismo aire / techo, todavía hay otro nivel de complejidad: manejarlo a largo plazo. Si lo piensas bien, en la familia promedio, los hijos salen de la casa en algún momento. Así que a pesar que la relación con nuestros padres nunca termina, está diseñada para que tomen caminos diferentes eventualmente. Sin embargo, el matrimonio, en teoría, se supone que debe durar para siempre. Así que debemos estar preparados para dedicarle todo el esfuerzo que necesita para manejar todas las complejidades dentro del mismo.
El matrimonio implica compartir y/o respetar cada aspecto de la vida: valores, creencias, estructura familiar, sentimientos, finanzas, intimidad, crecimiento, realización… literalmente todo. Esa es la razón por la que es tan complejo, y esa es también la razón por la que hay una tasa tan alta de divorcio. La gente trata de hacer que funcione al principio, pero si llegan a un punto en el que algunos de los aspectos de la vida que están compartiendo los están haciendo sufrir de maneras insostenibles, es comprensible que se divorcien. La pregunta es: ¿cuándo la gente suele llegar a ese punto? ¿O cómo sabemos que no podemos seguir luchando para salvar el matrimonio?
Las respuestas a esas preguntas son muy únicas y dependen de cada pareja. Lo que podría ser fácil de tolerar para algunas personas podría ser una pesadilla para otros. No hay un conjunto de reglas definidas, y esta es la razón por la que creo que es extremadamente importante chequearse a sí mismo de vez en cuando. Es nuestra obligación ser honestos con nosotros mismos y asegurarnos que nuestra paz interior no esté en riesgo. Ahora que la tendencia es mostrar al mundo lo perfecta que es tu vida en las redes sociales, es más importante que nunca chequearte profundamente. Es muy fácil fingir felicidad en las redes sociales, pero ¿a quién engañamos realmente cuando lo hacemos?
Me siento genial que hice todo lo que pude para salvar mi matrimonio. No me siento como que soy cobarde por dejar de luchar, porque en realidad hice todo lo posible para mantener mi matrimonio con vida. Sin embargo, finalmente llegué a un punto en el que sabía que mi paz interior era mucho más valiosa que la relación. La vida tiene una manera perfecta de mostrarnos cuando es el momento adecuado para hacer un cambio. Tomar la decisión de divorciarnos no fue un proceso de la noche a la mañana para nosotros. Pasamos por varias etapas antes de que Dios me abrazara y me dijera que ya era suficiente.
Cuando las cosas empezaron a ponerse muy difíciles entre nosotros, vivíamos con mi mamá. Le sugerí que se mudara el solo a un nuevo apartamento para que intentáramos volver a conectarnos agregando un poco de espacio. Sé que suena contradictorio, pero cuando luchas por mantener viva una relación, muchas cosas no tienen sentido. Le dejé tener su espacio. Respete su deseo de encontrar una manera de empezar a extrañarme. No hablamos mucho durante semanas. Entonces un día me envió un mensaje de texto que decía: “Planea un viaje”. Me dijo que me echaba de menos, pero quería tener un viaje divertido para comenzar una transición para volver a estar juntos. Como ambos queríamos ver la nieve, reservé un viaje a Denver CO. Fue muy emocionante planear el viaje. Yo estaba a cargo de reservar el hotel, y él estaba a cargo de reservar las cosas divertidas que haríamos. Escrito, se veía perfecto. ¿Pero en realidad?.
Para que la historia sea corta, las dos cosas divertidas que reservó para hacer durante el viaje fueron un desastre total para mí. El primero fue andar en motos de nieve. Alquiló dos motos de nieve para nosotros, y yo ni siquiera pude operar la mía. Así que nos dieron la opción de montar una para dos personas. Fueron muy específicos en decirnos qué no hacer en la nieve para evitar cualquier incidente. ¿Qué hizo mi ex marido? Todo lo que dijeron que no hiciera. Se quedó atascado en la nieve, y tuvimos que esperar más de tres horas para ser rescatados. Lloré, me reí, me congelé, y al final me sentí muy decepcionada.
Al día siguiente,se supone que iríamos a deslizarnos en toboganes de nieve, pero cuando fui al baño y regrese, el había comprado entradas para esquiar. Estábamos en una de las montañas más altas de ese lugar, y era mi primera vez esquiando. Fuimos a la cima, y me caí tres veces en la superficie plana. Cuando vi la bajada súper empinada que era el camino hacia abajo, me quedé paralizada de miedo. Le dije que volvería usando el mismo carrito que habíamos usado para subir. El intentó esquiar toda la montaña, pero terminó pidiendo ayuda. Mientras esperaba a que terminara su intento de esquí, supe que mi matrimonio había terminado. Lo vi todo muy claro. Estábamos en caminos tan diferentes en nuestras vidas que no tenia sentido reparar algo que simplemente ya no existía. Llore, y llore muchísimo, pero esta vez mi llanto era en alivio. Esa noche fue la primera vez que le dije que quería divorciarme.
No hay un “momento adecuado” para tomar la decisión de recuperar tu paz interior, pero Dios te mostrará y te guiará a través del proceso. Como he mencionado antes, soy pro matrimonio y creo en el amor y las relaciones hermosas. Pero sé por mi propia experiencia que nuestra zona de confort no es el lugar más feliz para vivir. Hay tantísimo más fuera de ella. Sé que da miedo, pero si sigues chequeandote y te das cuenta que tu vida se siente incompleta, solitaria y vacía, tal vez necesites tomarte unas “vacaciones”, pisar fuera de tus miedos y decidir que quieres ser feliz y sentirte satisfecho/a en tus propios términos.
Con amor,
Irene