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Nuestras mentes nos controlan de muchas maneras cuando las dejamos. Desde la forma en que reaccionamos a las situaciones hasta la forma en que comemos, todo está bajo el control de nuestra mente. Cuando trabajamos muy duro para ser conscientes del poder de nuestra mente, ganamos un tipo de libertad que es difícil de explicar con palabras. Debido a que requiere mucho trabajo y dedicación, no todo el mundo es capaz de obtener la libertad que viene con el control mental.
¿Te estarás preguntando pero por qué es tan importante alcanzar el control mental? Al final del día somos quienes somos, y eso inevitablemente incluye nuestras mentes, ¿no? ¿Por qué tendríamos que luchar contra lo que somos?” Bueno, para responder a esta pregunta, déjame preguntarte algo: alguna vez te has atrapado diciendo o haciendo algo que realmente no quería decir o hacer? Si tu respuesta es sí, ahí está tu explicación. No somos nuestras mentes; somos las almas detrás de nuestras mentes. Sé que suena profundo y difícil de procesar, pero es la verdad.
Quería hablar hoy de una cosa en particular que hacen nuestras mentes para controlar nuestras emociones: vivir en el pasado. Yo he estado allí, y también he visto y hablado con muchas personas que por alguna razón no pueden traerse a vivir en el presente. Entiendo. Como dije, lo he hecho yo misma porque se siente seguro quedarse donde sabemos el final de la historia. Ni siquiera importa si es una experiencia pasada positiva o negativa; se siente seguro quedarse allí porque de alguna manera nos da una sensación de certeza.
Nuestras mentes flotan en el pasado para hacernos sentir protegidos. Si sabemos lo que está pasando, no tenemos nada que temer. Por esa razón, gastamos una gran cantidad de tiempo precioso recreando recuerdos de una manera tan poderosa que nos hace sentir como si los estuviéramos viviendo de nuevo. Sin embargo, el problema es que no nos damos cuenta de cuánto de nuestro tiempo presente estamos dedicando a vivir en el pasado, y luego nos quejamos que nuestras vidas no son lo que nos gustaría que fueran. ¿Cómo podemos cambiar nuestra vida actual si seguimos recreando nuestras experiencias pasadas una y otra vez? Nada puede cambiar si no abrimos la puerta a nuevas experiencias, y para abrir esa puerta, debemos cerrar la que está detrás de nosotros.
Esto no es nuevo para mí. Cuando me mudé de Venezuela a los Estados Unidos hace diez años, experimenté la inevitable nostalgia que nos da cuando estamos lejos de nuestras raíces. Esa nostalgia no es una buena sensación, pero nos da un tipo de comodidad. Yo siempre estaba trayendo recuerdos una y otra vez, buenos y malos, hasta que un día un amigo mío me preguntó: “Oye Irene, ¿realmente quieres quedarte aquí y construir una nueva vida?”
Le dije: “¡Sí, absolutamente!”
El me respondió: “Bueno, entonces, tienes que desconectarte de tu pasado”.
No le contesté, pero no me gustó su comentario. Durante días, pensé en lo groseras y arrogantes que fueron sus palabras. Me sentí ofendida, porque al principio pensé que estaba insinuando que necesitaba separarme de mis raíces, y no quería eso. ¡Me mantuve pensando lo orgullosa que estoy de ser venezolana!
Unas semanas más tarde asistía a mi clase de anatomía, y cuando el profesor terminó la clase dijo: “Bien, chicos, tomemos un examen sobre el tema de hoy”. Me sentí paralizada. Pasé de sonreír a casi llorar en un segundo porque me di cuenta que había pasado toda la clase recordando mi pasado. Tomé el examen y obviamente no recibí mi nota máxima habitual. ¿¿¿Qué???
Llamé a mi amigo justo después de la clase y le pregunté: “Cuando me dijiste el otro día que necesitaba desconectarme de mi pasado, ¿te referías a mis raíces o a mi constante y molesta forma de solo hablar de mi pasado?
Se rió y me dijo: “¡Ahí lo tienes!”
Aprendí que la única manera de vivir en el presente es estando allí. Los recuerdos no son útiles si no nos dejan crecer. Tenemos que aprender a usarlos de manera que nos empujen hacia adelante. Creo firmemente que esta práctica de desconectarme de mi pasado para realmente vivir mi presente fue una gran ayuda durante mi proceso de divorcio. Tuve en cuenta (la mayoría de las veces) que todo lo que vivíamos juntos ya se había ido. Las cosas buenas y malas eran sólo recuerdos, y los recuerdos sólo pueden afectarnos si les damos ese poder.
No podemos cambiar absolutamente nada sobre el pasado. Lo que ya sucedió no se puede modificar de ninguna manera. Por lo tanto, no tiene sentido usar nuestro precioso tiempo presente para volver al pasado. Y por favor, entiende que no estoy diciendo que debamos tratar de borrar todos nuestros recuerdos; no podemos hacer eso de todos modos. Todo lo que digo es que deberíamos usarlos de una mejor manera. Nada está mal recordar tiempos felices y reírnos a carcajadas debido a ellos. Pero para disfrutar verdaderamente del presente, necesitamos dejar que cada memoria pase por nuestras mentes como una nube en el cielo. Sin aferramos a ellas ; las dejamos pasar, y luego seguimos adelante.
Si sientes que tu presente no es satisfactorio, y necesitas volver a una época en la que te hayas sentido mejor, ten en cuenta que nada en tu presente cambiará si te mantienes recreando tu pasado una y otra vez. La única manera de cambiar tu presente es trabajando en la creación de nuevas experiencias y nuevos sentimientos y pensamientos. Agradece todas tus experiencias pasadas, porque te trajeron donde estás hoy, pero sigue adelante. Sólo puedes trabajar con la persona que eres en este mismo momento, y trabajar en quien eres ahora mismo dará forma a quién serás mañana.
La lección aquí, mis queridos amigos, es que no podemos cambiar nuestro pasado para hacernos mejores hoy. Sólo podemos cambiar nuestro hoy, para ser mejores mañana.
Con amor,
Irene