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Todos tenemos una historia que contar. Todos hemos superado situaciones que por un momento pensábamos que no seríamos capaces de conquistar, y lo seguiremos haciendo ya que de eso se trata la vida. La vida es hermosa y complicada, dulce y agria, organizada y desordenada al mismo tiempo. Nosotro sólo estamos bailando a través de ella. A veces podemos seguirle el ritmo perfectamente, y otras veces tropezamos hasta que agarramos el paso. Me encanta compartir mis experiencias, porque sé lo que se siente leer algo y darme cuenta que no estoy sola. Le da a la gente una sensación de alivio saber que todos compartimos sentimientos y reacciones similares. Es tan hermoso saber que al final del día, no somos tan diferentes el uno del otro.
Estoy más que agradecida que todos ustedes estén leyendo mis palabras. Hago esto por mí misma como una manera de disfrutar de mi lugar feliz, pero lo más importante lo hago por ti porque siento que quizás puedo ayudarte de alguna manera. Desde que empecé a compartir mi historia, me siento más conectada lo que soy y humilde. Poco a poco, he perdido el miedo a ser juzgada, y he empezado a sentirme orgullosa de la persona en la que me he convertido. Sólo quería que supieras que todo lo que lees aquí está escrito con mi corazón y la guía de Dios, y espero que lo disfrutes y de alguna manera te ayude.
Mencioné algunos artículos atrás, específicamente el que se llama “Pero.. ¿Cómo detengo el dolor”, que algún día compartiría algo que hice por mi ex-marido que hasta este punto de mi vida todavía pienso que es lo más desinteresado que he hecho. Tengo ganas de compartir eso hoy. Así que, ve a buscar palomitas de maíz (cotufas), vino, café, chocolate o tequila (epa yo no juzgo) y siéntate cómodamente. Permítanme volver atrás en el tiempo y ver lo que se siente escribir sobre esto.
No es un secreto para cualquiera de ustedes que han leído mi blog, que mi ex-marido me engañó varias veces. Estoy bastante segura que sucedió más de dos veces, pero en realidad descubrí sólo esas dos. Es muy difícil para mí entender la infidelidad. Sé que es más común de lo que nos gustaría aceptar, y también sé que todavía puedes ser una buena persona incluso cuando eres infiel. Eso puede sonar loco para ti, pero así es como yo lo veo. Es difícil para mí entenderlo porque no puedo procesar la idea de dejar que dos (o más) personas entren en mi vida romántica y sexual al mismo tiempo. ¿Recuerdas mi publicación sobre multitarea? Bueno, aplico el mismo concepto cuando abro mi corazón (o para ser aún más cruda… mis piernas) a alguien. Y es que yo sólo puedo concentrarme en un hombre a la vez. Para ser honesta contigo, no sé si nacemos con un gen que determina nuestra tendencia a la infidelidad o si es algo que aprendemos. Todo lo que sé es que yo no puedo hacerlo.
Mi ex-marido, por otro lado, era muy fluido en ese tema… Un experto pues! Yo digo “era” porque no quiero acusarlo de algo que no sé que todavía está practicando. Así que sólo puedo hablar de mis experiencias con él en el pasado. Si, esto es lo mucho que lo respeto como persona. This is how much I respect him as a person. La primera vez que descubrí que me estaba engañando fue extremadamente doloroso. No me dolieron tanto las fotos que vi como las palabras que usó para defenderse de inmediato. Me dijo: “No te he engañado físicamente, sólo emocionalmente”. Dios mío, eso se sintió como una puñalada directo en el corazón. Por supuesto que me estaba engañando físicamente, pero lo que quizo decir fue que dejó que un engaño “sólo por diversión” creciera a un tipo de relación de “tal vez pueda considerar dejar a mi esposa por ti”. Estuvieron juntos por más de un año, y ella vivía en una ciudad diferente. El manejaba más de dos horas casi todos los días para verla. ¿Cómo sé todo esto? El me lo contó todo.
Después de unas semanas de escuchar sus suplicas decidí “perdonarlo” y mantener nuestro matrimonio en marcha. Como ella vivía en otra ciudad, él comenzó a compartir su ubicación conmigo 24/7, para que así yo pudiera ver que ya no iba a ese lugar. Después de tres meses de compartir su ubicación y “su mejor esfuerzo para ganar mi confianza”, descubrí que me estaba engañando de nuevo, con una persona diferente. Esta vez no fue tan doloroso como lo esperaba. Por alguna razón yo sabía que ya el no estaba enamorado de mí. Me amaba, pero no estaba enamorado. No nos separamos de inmediato esa segunda vez. Me pidió que lo intentáramos de nuevo, y acepté. Pero yo no pude mantener un matrimonio tan roto por mucho más tiempo. Después de casi un año, le pedí que se mudara.
Todo fue una locura después que se mudó. Estaba tan confundido que literalmente perdió el control. No sé con cuántas mujeres “salió” en pocos meses, pero fue realmente una locura. Perdió su enfoque y sus acciones comenzaron a afectar nuestro negocio. Así que un día lo llamé y le dije que realmente necesitábamos hablar. Lo dejé desahogarse. Me contó cómo se sentía totalmente fuera de control. Sólo escuché y traté de entender su dolor. Después que terminó de hablar, le pregunté: “¿Qué es lo que realmente quieres?” El me respondió: “Quiero estar con alguien, pero no siento que sea la persona correcta”. Sabía que quería estar con la segunda persona con la que me había engañado. Confirmó que eso era lo que quería, pero no estaba seguro que ella lo aceptaría después de todo lo que había hecho en los últimos meses locos y fuera de control. Así que le pedí el número de teléfono de ella y le envié un mensaje de texto. Le dije que por favor lo escuchara y entendiera y así con esa sola acción los ayudé a volver a estar juntos.
Todo lo yo que quería era que mi buen amigo volviera a ponerse de pie y tomara el control de su vida. No dejé que mi ego interfiriera con mi voluntad de ayudar. Y ese ha sido uno de los mejores sentimientos que he tenido en mi vida. Ayudar a los demás desde nuestras almas con la única intención de hacer felices a los demás es una de las formas más reales de sentir que Dios realmente vive en nuestros corazones.
Con amor,
Irene