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Voy a ser completamente honesta aquí. La separación viene con muchos momentos de debilidad. Justo cuando sientes que has hecho un gran progreso, algo llamado recuerdo aparece y te hunde a lo grande. Esta es la verdad.
Es normal dejar que los recuerdos te lleven de vuelta al primer escalón. Ves una foto, escuchas una canción, comes o hueles algo que te trae un recuerdo, y de inmediato te encuentras llorando a todo pulmón o maldiciendo en ira (no te juzgo para nada). Somos humanos.! Funcionamos de esa manera. Vivimos el matrimonio almacenando recuerdos, y es imposible borrarlos cuando la relación ha terminado.
Como no hay una forma de borrar esos recuerdos, ya sean buenos o malos, tienes que aprender a ser consciente de que son sólo eso: recuerdos. Ya no son tu realidad. Lo sé, lo sé, es fácil decirlo, pero lograrlo es un juego completamente diferente. Bueno, la conciencia es un músculo. Si quieres formar y crecer ese músculo, debes trabajarlo. Y cuando digo que hay que trabajarlo, quiero decir que necesitas comprometerte con esa práctica como si fueras un campeón olímpico buscando esa medalla de oro siempre.
Una vez que desarrollas tu músculo de conciencia, podrás vivir tu vida de una manera totalmente diferente y maravillosa. Déjame explicarme mejor. Cuando llegas a un punto de conciencia extraordinario, se siente como si hubieras estado en una habitación oscura llena de obstáculos con los que estabas constantemente tropezando, y de repente alguien enciende la luz y eres capaz de ver los obstáculos. Ya no te tropiezas en la oscuridad. Tú tienes la hermosa luz para ver dónde están las barreras, y tu misma puedes conducirte a una dirección diferente.
Puedes implementar varias técnicas para trabajar en fortalecer tu músculo de consciencia. Voy a compartir los que uso constantemente. Hoy, voy a empezar con uno que creo que es el más importante justo después de la separación. Y permítanme decirles algo gracioso al respecto: comencé esta técnica de entrenar mi músculo de conciencia, pero sin estar consciente de que estaba trabajando ese músculo. 🙂
Mi entrenamiento de fortalecer mi músculo de conciencia comenzó cuando decidí detener la locura de deslizar hacia abajo. ¡Sí! Me refiero a esa locura llamada redes sociales. Un día vi un video motivacional en YouTube; fue super chevere. Una cosa que dijeron en el video fue evitar mirar las redes sociales a primera hora justo cuando te despiertas. Por lo tanto, no Facebook, IG, Twitter, etc. Explicaron el impacto negativo de compararse con los demás justo después de abrir los ojos justo cuando te estas preparando para comenzar el día. Ese punto de vista tenía mucho sentido para mí, así que decidí darle una oportunidad y dejar de deslizar por mis redes sociales a primera hora de la mañana.
Después de unos días de aplicar esta práctica, me di cuenta que había ganado más tiempo para completar mi rutina matutina, y también comencé a sentirme más segura. Por supuesto, todavía estaba deslizando por mis redes sociales más tarde en el día. O sea necesitaba saber lo que mi gente estaba haciendo. Y cuando digo “mi gente”, me refiero a familia, amigos, los artistas y las personas que no conozco, pero que son “amigos” virtuales que tengo en las redes sociales.
No me había dado cuenta de lo mucho que me comparaba con los demás. Ya sea que uno lo haga de una manera positiva o negativa, no importa. Compararnos con las vidas estándar que muestran la mayoría de las personas en sus redes sociales es cómo beber un veneno que lentamente mata nuestras almas.
Leí este maravilloso libro llamado The Untethered Soul, de Michael Singer (el que recomendé la semana pasada en mi sección Alimenta tu Mente), y una de las grandes lecciones que aprendí de ese libro fue cómo evitar hacer ciertas cosas.
En el libro, Singer explica que lo único que tienes que hacer para dejar de hacer algo es eso, dejar de hacerlo. Fácil, ¿verdad? Pues sí, es tan fácil como simplemente parar. No hay píldora mágica o parche milagroso. Todo lo que necesitas hacer es decidir que no lo harás más y ya.
Cuando leí eso, me reí mucho. Recuerdo que me dije: “¡JA! ¡Claro! Trata de convencer a mi cerebro y luego podemos hablar, Michael”. Por supuesto, eso fue cuando pensaba que mi cerebro y mis pensamientos eran esas cosas poderosas que estaban en completo control de mí.
Pero por alguna razón, esa frase, “Es tan fácil como parar”, se me quedo grabada. Semanas mas tarde, estaba deslizando por esa montaña habitual de fotos y mensajes, y me detuve en una imagen en particular. Miré la foto por un momento, y fue cuando decidí que iba a dejar de deslizar hacia abajo. Así que lo hice.
No eliminé mis aplicaciones de redes sociales de mi teléfono. No silencie mis notificaciones. Decidí que me tomaría unas vacaciones de deslizar hacia abajo y así, me detuve. Hace mucho tiempo me comprometí a publicar un mensaje positivo cada mañana, y así sigo haciendo eso. Si resulta que eres el primer post en mi aplicación, le daré un me gusta a tu publicación, pero no me deslizo hacia abajo.
Quieres saber los resultados?
Mi vida mejoró 90%, y tengo mucho mas tiempo para entrenar mi músculo de conciencia.
Aprendí tres cosas importantes de mis vacaciones de la práctica de deslizar hacia abajo:
- La comparación positiva o negativa te afectará en algún momento, y no vale la pena. La mayoría de las veces, los estándares de las redes sociales no son reales.
- Sanar de una separación es más fácil cuando se toma un descanso de ver lo que otras parejas están haciendo todos los días.
- Mejorar tu vida de adentro hacia afuera requiere tiempo. Revisar las redes sociales es tan adictivo que puedes pasar horas en ella sin siquiera darte cuenta. Tú necesitas prestar mucha atención y elegir la mejor opción con respecto a dónde invertir tu tiempo.
¿Crees que puedes tomarte unas vacaciones de las redes sociales para invertir algún tiempo en trabajar en tu músculo de conciencia?
Si intentas hacer esto y ves algún tipo de mejora, por favor cuéntame como te fue!
Con Amor,
Irene
P.D.: No olvides revisar mi página de Alimenta tu Mente. Encontrarás todas mis recomendaciones en libros, Podcasts, personas, lugares, etc.